Somos animales de costumbres
Equivocarnos, percibir que con la conducta generada no tenemos el resultado deseado y continuar haciendo lo mismo.
El hombre como siempre se ha dicho es el único animal que choca contra la misma piedra y varias veces. Yo diría que en algún caso de forma reiterada.
Quizás entramos en la zona de confort, pensamos que una varita mágica hará que las cosas cambien, aunque nosotros no hagamos nada.
Desde la teoría es muy fácil de entender: si sigues siempre el mismo camino llegaras siempre al mismo lugar. Como relata la famosa frase:
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” – Albert Einstein, en cambio en la práctica muchas veces nos empeñamos y empecinamos y creemos que el azar es el que hará algún cambio en el resultado, algo que puede ocurrir ¿por qué no? Sí, pero que nos mantiene probablemente en el mismo error sin subsanar.
Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer:
Como lo que hago no me aporta los peores resultados ¿para qué innovar? ¿Para qué cambiar e investigar? Nadie me asegura que estos cambios generen un fruto diferente.
Es más cómodo y fácil mantenernos en la zona de confort, en la que conocemos y dominamos, que salir a investigar nuevas cosas y probar.
A veces la búsqueda de certezas que no existen nos limita y nos enquista dejándonos en el mismo lugar
¿A donde te lleva esta reflexión? ¿Qué puedes hacer diferente a partir de esta idea?
Llevo años buscando la excelencia, estudiando sobre la excelencia y formando muchos equipos en ella. Y he llegado a la conclusión de que La excelencia sólo se logra con la repetición de una misma rutina.
Hay muchas características, cualidades que nos aproximan a la excelencia. De primeras parece que algo excelente es algo muy complicado de conseguir, de lograr y realmente no es así, la excelencia surge de la repetición, de generar un hábito. La reiteración de algo es la que nos da la base de qué funciona y qué no y por tanto dónde y qué reajustar.
En base a este resultado, vamos realizando los cambios necesarios que tras muchos, muchos intentos nos llevan a la excelencia.
De forma que para lograr La Excelencia necesitamos:
Tiempo: vivimos en una inmediatez que nos exige prisas. Por otro lado, en cambio, es necesario repetir y repetir una misma conducta para valorar realmente si es acertada o no.
Equivocarnos: habrá siempre aspectos a mejorar, a matizar. Todo es mejorable.
Evaluar: qué funcionó, qué no y por qué
Aprender: el análisis, el estudio de los posibles errores nos permite aprender.
Reajustar: volver a probar, cambiando aquello que no funcionó. Nos llevará a otros enfoques y por tanto otros resultados.
La excelencia sólo se logra con la repetición de una misma rutina