Antaño algunos hemos conocido el trabajo con un horario de 9 a 7 y entre medias dos horas para comer. Algo poco productivo, ya que eran dos horas eternas que finalmente ocupabas para sacar trabajo adelante.
Horarios, estos, nada conciliadores con la vida personal y familiar. En muchas organizaciones, pequeñas y medianas empresas, además era necesario "estar" hasta que el jefe salía por la puerta.
Esto que ahora parece "antidiluviano" (espero) ocurría anteayer. En los inicios del mail, cuando aún movíamos papeles a través de mensajero.
¿Y dónde estamos hoy? Pues creo que se ha avanzado en cuanto al horario. Son muchas las empresas que han reducido los horarios de comida. Se permite cierta flexibilidad de entrada y salida lo que facilita por ejemplo poder llevar o recoger a los niños al cole. Y hoy es mucho más habitual salir del trabajo antes de las seis.
Pero también es cierto que hay otros límites que se han rebosado y sobre los que es necesario actuar.
La total integración del Smartphone en nuestras vidas y que ha llegado para quedarse con todas sus aplicaciones. Y por tanto a priori estamos totalmente informados de lo que ocurre a cualquier hora. “Ese mail del team leader sobre algo importante, ese correo de un cliente que necesita urgentemente tal cosa... “Lo que en muchos casos desde nuestra actitud de colaboración nos lleva a responder en tiempo y forma.
Esto hace que nuestra mente esté dividida entre trabajo y casa, entre lo profesional y lo personal. En vez de estar aquí y ahora que es donde realmente somos productivos.
A esto le unimos al WhatsApp, algo antes sólo para los amigos y grupos de WhatsApp. Y hoy cada día más extendido a nivel laboral. Cierto es que la inmediatez del WhatsApp tiene sus ventajas: para mensajes cortos y no importunar como con una llamada, permitiendo la respuesta del otro en cualquier momento.
Pero a la vez ¿qué está ocurriendo? quizás nos genera cierta ansiedad no responder este WhatsApp, mientras estaba "tranquilamente" con los niños, haciendo la compra o preparando algo de cena. En cambio reconocemos que todos, mejor antes que después, esperamos una respuesta a ese WhatsApp en un tiempo inferior al del correo electrónico.
¿A dónde estamos llegando? ¿Qué nos está pasando? Herramientas que nos podrían ayudar sobremanera en nuestra gestión diaria, quizás están convirtiéndose en nuestros peores enemigos.
A esto unimos ese informe que no he terminado, ese Excel que tengo a medias y que es importante analizar para la reunión de mañana. Esto te lleva a conectarte unos minutos al portátil cuando llegas a casa. Y eso que ahora es más fácil no te tienes que llevar un pendrive y volverte loco porque no recuerdas donde lo pusiste. Ya puedes trabajar en remoto o en la nube o directamente en la conexión propia de la ofi. Y lo que nos queda aún por ver y vivir.
Creo que a fecha de hoy el trabajo no tiene límites. Y es necesario pactar las reglas del juego. ¿Con quién? ¿Con tu Jefe, tu empresa? ¿Te has planteado sino cómo vas a acabar?
Es imprescindible el descanso entre una jornada y otra. ¡No existe porque si! Es una necesidad del ser humano para reponerse, nutrirse con otras cosas, que está siendo invadida por... tantas cosas
Creo que ha de ser algo puntual el hecho de llevarnos trabajo a casa. Además contar con esta opción al final nos hace menos productivos, ya que nuestra mente conoce esta posibilidad.
Para profundizar más en todo esto y analizar cómo gestionar adecuadamente tus prioridades, te proponemos partícipes de nuestro próximo taller Tiempo para qué! este jueves 16 de noviembre de 18.30 a 20.30
Te llevarás pautas concretas que te ayudarán a decidir qué hacer, para qué, cuándo y cómo hacer. Además de contar con 7 Superaceleradores de la productividad.
Nuestro objetivo es aprender a pasar de bombero (apagando fuegos) a guarda
forestal.
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