....Simplemente, pregunta
No hay preguntas tontas sino…. que no preguntan
Me ha costado años entender y aceptar esta aseveración
Y a medida que profundizo sobre ella cada día me ofrece una nueva perspectiva y más convencimiento.
¿Qué quiero decir con esto?
Es muy simple, que no fácil. Los niños como seres curiosos nos invaden con miles de preguntas para conocer y entender el mundo que les rodea. No se avergüenzan por ello, no se plantean si la pregunta procede o no, si tendrían que saber la respuesta o no. Simplemente, preguntan.
Los adultos como creemos saber mucho o nos cuentan que ya debemos saber mucho en vez de preguntar, suponemos. Inferimos, con todos los errores que esto genera en la comunicación y en las relaciones.
¿Te has planteado qué te aportaría en tu vida realizar más preguntas?
Quizás te permitiera confirmar que comprendes lo escuchado.
Quizás te ayudaría a completar la información, a profundizar sobre ella.
Quizás te permitiera evitar algún que otro malentendido.
Sin embargo, habitualmente ¿qué piensa tu mente para no preguntar?
Que no lo necesitas, lo has entendido perfectamente, ya sabes lo que te quieren decir, esto es lo de siempre…. o
¿Cómo voy a preguntar? Esto ya lo deberías saber, te has despistado y no lo has entendido, ya verás cómo hacer, preguntar ahora sería hacer el ridículo. No te lo puedes permitir.
Mi propuesta de hoy: Simplemente, pregunta.