Estarás de acuerdo conmigo que para aprender es necesario entrenar lo aprendido. Y en este proceso surge de forma simultánea y natural el error.
Aprender implica explorar, indagar, hacer y encontrarnos con el error una y mil veces. Además si esto no ocurriera no estaríamos aprendiendo.
Error, esa palabra maldita en la sociedad de hoy, tremendamente orientada a los resultados. Que penaliza el error, lo vive como un obstáculo, lo que nos lleva a ocultarlo, incluso a no reconocerlo.
Y la cuestión es que nos equivocamos no sólo ante lo nuevo y por aprender también existen errores en el día a día. Suceden por diferentes causas, desde cansancio, falta de atención, por duda y también a veces desidia y nuestra postura es la misma no reconocerlo u ocultarlo para paliar ese sentimiento de culpa que nos produce.
¿ Y qué consecuencias está generando esto en nuestro día a día y en la sociedad que vivimos?
Desde mi punto de vista cuando entiendes que error es igual a fracaso (es lo que hemos aprendido) surge una de las emociones más limitantes: el miedo. Y este te lleva a decidir no explorar y quedarte como estas: "virgencita que me quede como estoy" lo que te ancla a la llamada zona de confort. Aquí los resultados serán los de siempre porque harás lo de siempre. Y por tanto no hay ningún aprendizaje y ningún cambio en el resultado.
Cuando tu pensamiento en cambio asocia error como oportunidad de aprendizaje se genera en ti una energía más aventurera, que te muestra nuevas opciones y lugares donde te equivocaras pero desde esta actitud sabrás aprovechar el aprendizaje que te regala. Qué gran diferencia!
Si tu mente piensa que error es igual a fracaso de todas todas evitaras equivocarte. Y si así ocurre utilizaras mil argucias para evitarlo: buscaras justificaciones, lo ocultaras, intentando que no se entere nadie, incluso no aceptaras haber errado.
Si error = oportunidad te permitirá no sentirte culpable y buscar qué enseñanza te trae: evaluar las causas y tomar medidas que te ayuden a evitarlo a futuro.
Si analizamos más en detalle la emocionalidad que surge ante un pensamiento u otro apreciamos las diferencias. Fracaso conlleva miedo, tensión, enfado, bloqueo… lo que te impide disfrutar y hace tu vivencia mas cuesta arriba.
Si lo observas como una oportunidad genera emociones más expansivas como valentía, confianza, ilusión o incluso alegría.
Todo esto creo que también tiene mucho que ver con cómo evaluamos los errores ajenos. Si piensas que es un fracaso muy probablemente juzgaras que el otro no presta suficiente atención, no está comprometido, es un irresponsable (que por supuesto es una posibilidad pero también hay otras: está aprendiendo, tiene dudas, está explorando e indagando nuevas formas de hacer para conseguir tal resultado)
Estas evaluaciones sobre el otro que se traducen en el día a día en hechos, generan lógicamente en el colaborador todo lo contrario a lo que esperas: desimplicación, a la espera de instrucciones ( para no equivocarse), ocultar los errores (por tanto sin aprendizaje) justificándolos o culpando a terceros.
En cambio mirar el error como oportunidad permite a los colaboradores mostrarse vulnerables, decir no sé y pedir ayuda ( lo que evitará también muchos errores y generará más aprendizaje) favoreciendo una comunicación más clara, franca y honesta que redundará en beneficio de todos.
¿Y tú cómo estás viviendo el error en tu día a día?. Me encantará conocer tus comentarios al respecto y seguir profundizando en esta distinción. Tan importantes desde mi punto de vista en el mundo de hoy.
Te espero atenta
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